Andaba yo de caminatas arriba y abajo por el Paseo del Prado de Madrid cuando recibo un correo electrónico de Eneko (@enekosukaldari) invitándome a probar las bondades de la gastronomía gallega en una plaza tan peculiar como la de Vista Alegre de Bilbao. Al día siguiente de volver de mi periplo mesetario, me encaminé hacia la plaza de toros de Bilbao para la Feria del Marisco Gallego (@MarisGalicia) y su experiencia para bloggers bajo la etiqueta #MarisGaliciaBilbao.
Nada más llegar, nos volvimos a encontrar un pequeño grupo de blogueros de gastronomía de la provincia que ya compartimos experiencias en el #Etxanobe21 unos meses atrás. Así, pude reencontrarme con el propio Eneko, con The Black City (@TheBlackCity27) que ya respondió al cuestionario del Txoko, a los chicos de ‘Lo que coma Don Manuel’, Ana de «Biscayenne«, Virginia de «Sweet&sour«, Laura de «Because Gastroblog«, Jaume de «Gastrourdiales«, Jorge de «Alma botxera» y Alberto Makusikusi, liante de Igers Bilbao. En algunos casos reencuentro, en otros descubrimiento. Sea como fuere, la excusa fue lo de menos, pero no por ello poco deliciosa. Agradecer el encuentro a Manuel Gómez, Juliana Morelli y Ana Cecilia Gómez, que fueron los organizadores y anfitriones de una magnífica velada.
La tarde comenzó con una explicación sobre los vinos típicos de Galicia: los albariños. Son unos vinos denominados así por el tipo de uva blanca que se emplean en su elaboración. Nos comentaron que su producción se remonta al siglo XII y tan solo unos pocos tienen la Denominación de Origen Rías Baixas. Nos mostraron algunas de las marcas más representativas de dicha denominación y nos ofrecieron una deliciosa copa de uno de ellos. En la cena, tuvimos oportunidad de degustar un poco más. Tras los vinos, pasamos a conocer un poco más de la empanada gallega. Ahí nos descubrieron que se trata de un producto muy empleado por los pescadores porque tarda un tiempo en ponerse malo y podía aguantar bastante en alta mar. Elaborado con harina de trigo, un sofrito de pimiento y cebolla y el relleno deseado (carne, pescado, verduras…), la auténtica empanada gallega está deliciosa. Nos dieron a probar la elaborada con zamburiñas, que por lo que dice Google es algo parecido a las vieras.
De ahí, raudos a uno de los must de la gastronomía gallega: el marisco. Nos explicaron que la cocina gallega no se complica demasiado, buscan un buen producto y le dan salida casi tal cual. El caso del marisco es bastante notable. Nos regalaron un par de trucos para cocinar el marisco. Si tiene patas, el animal debe entrar vivo en una cazuela con el agua fría e ir calentándola poco a poco hasta que estire la pata y podamos cocinarlo. En la gran mayoría de los casos, se cuece con el agua caliente y sin sal. Eso vendrá después.
De los mariscos pasamos al pulpo. En el stand del pulpo, Alberto Ribera nos habló del animal que su familia lleva trabajando más de cuatrocientos años. Curiosamente, procede de un pueblo de interior (O Carballiño), a unos 140 kilómetros de la costa, pero de ahí son los mejores pulpeiros. La curiosidad que contó Alberto al respecto me encantó, como todas las anécdotas. Cuenta que hace siglos, en esa zona de Galicia (como digo en el interior) había varios monasterios y los pescadores pagaban a los monjes con pulpos, porque no tenían otra cosa. Así, con el paso de los años y la cantidad de pulpo que acumulaban, aprendieron a tratarlo y esa región se convirtió en experta en el tratamiento de este animal, a pesar de la distancia con el mar. Nos enseñaron cómo se debe de cocer un pulpo, que en época de desove solo se capturan machos, porque las hembras se quedan protegiendo los huevos y no comen casi nada y, como curiosidad, que los pulpos son los sibaritas del mar. Se alimentan como si estuviesen de cena de Nochebuena todo el año y sienten predilección por los buenos mariscos y pescados. Son cazadores y tienen uno de los cerebros más grandes y desarrollados del mundo animal. ¡Y están deliciosos!
Finalmente, el paseo por la deliciosidad gallega terminó en los postres. Junto a la famosa tarta de Santiago, hay más variedades de tartas y dulces típicos. En la zona abundan las castañas, así que las utilizan para sus postres. La tarta Xacobea y más que no recuerdo, pero que tenían una pinta espectacular. Mención aparte, claro, para los orujos y licores. ¿Quién no ha tomado un poco de orujo, crema o licor de café después de una abundante comida? Lo mejor para bajarla un traguito de esta espirituosa bebida. Soy más de la crema, que entra sola, que de las otras dos, pero después de regar bien con Albariño la cena, ¿qué más da? ¡Camarero! ¡Otra botella!
Si os queréis acercar a disfrutar de esta feria gallega, tenéis tiempo, tranquilos. Se mantiene hasta el 18 de mayo en el interior de la plaza de Vista Alegre. ¿Qué queréis que os diga? Entrar por la puerta grande de una de las plazas de toros de primera categoría a comer marisco gallego es una experiencia única. Todos deberíais probarlo. No dejéis que se escapen, que no está nada mal de precio y os podéis poner hasta arriba de marisco y otras deliciosidades gallegas. Os dejo con fotos de los platos que degustamos.
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