Me gusta la comida japonesa. Esa que va más allá del sushi, que tampoco me fascina. De hecho, diría que el sushi que se hace y consume por estos lares me deja más bien frío y prefiero apuntar a otros platos de la variada gastronomía nipona. Sus sopas, sus pescados, sus arroces… Tengo también el pequeño problema de haber estado enganchado a dos series de televisión japonesas que muestran una cantidad ingente de platos deliciosos. Se trata de ‘El gourmet samurai‘ y ‘Dragon Ball Super‘. ¡Espera! ¿Dragon Ball? ¿La serie de Son Goku? ¡Pues sí! No solo es que el saiyan criado en la Tierra tenga un apetito voraz y coma cantidades ingentes de comida (que también) todo es cosa del Dios de la Destrucción y su ángel, personajes nuevos para esta serie (viene cronológicamente después de Dragon Ball Z y la derrota de Kid Boo), que están fascinados por la comida que Bulma les presenta. Evidentemente, al tratarse de un anime, toda la comida que aparece reflejada es japonesa (más allá del sushi) y todo tiene una pinta bárbara. Resulta que el plato que más le gusta al Dios de la Destrucción es el ramen instantáneo, ese que va en bote y en el que solo tienes que echar agua hirviendo y esperar tres minutos. ¡Qué ganas de ramen! Por suerte hay dos sitios en Bilbao (Udon y Sugoi) que lo preparan, aunque ha entrado uno nuevo en juego y viene pisando muy fuerte: Oh! Taku.
Se trata del restaurante street food o más rápido de los responsables del Kuma, el japonés bueno de Bilbao. En este caso nos encontramos con un local con seis u ocho mesas y una larga barra de madera frente a la cocina para poder comer al más puro estilo tokiota. Un concepto de restaurante rápido, en el que la gente coma, pague y se vaya. No buscan que se eternicen en las mesas con una sobremesa, para eso están los bares de alrededor que siempre acogen con gusto ávidos cafeteros. La decoración a base de neones, la propia piedra al aire del local y un mural en blanco y negro (como muchos mangas) que recoge estampas tradicionales de Japón junto con personajes célebres nacidos de las mentes de grandes mangakas. Me apena no ver a Son Goku (versión adulta o niño) en la pared del Oh! Taku, un personaje que disfrutaría tremendamente (como ya he mencionado) de la comida que dispensan en este restaurante y siempre se mantiene alegre y sonriente. También me hubiese gustado ver a Super Mario, que será un bigotudo fontanero italiano, pero es japonés, como se dejó claro en el cierre de los Juegos Olímpicos de Río cuando el primer ministro japonés Shinzō Abe apareció ataviado como la mascota de Nintendo (creada por Shigeru Miyamoto). Me dicen que está en el baño, para la próxima iré a visitarlo. Nimiedades estéticas. Por cierto, la barra de bar frente a la cocina (donde me senté a comer) me recuerda al bar que tiene montado Hideo Kojima (creador de la saga Metal Gear) en su nuevo estudio Kojima Productions y que usa para sus Hideotubes con, por ejemplo, el actor danés Mads Mikkelsen. Feelings, o sensaciones en castellano.
Más de 500 palabras y todavía no he hablado de lo importante: el ramen. Supongo que llegado a este punto sabréis que se trata de una elaboración a base de fideos con caldo y distintos ingredientes que varían dependiendo de lo que apetezca (hacer o consumir) en el momento. En el Oh! Taku se han decidido por tres platos de ramen distintos, acompañados por varios entrantes, un postre y bastantes cervezas japonesas. Vamos a descubrir poco a poco todo lo que tienen que ofrecer desde este ramen bar del centro del universo conocido.
Por lo pronto, la carta de entrantes pinta interesante. Una ensalada de pepino (no hacer bromas, por favor), edamame (judías de soja con sal y sésamo), gyozas de cerdo con salsa Oh! Taku y el Baoh! taku de panceta de cerdo. Esto último fue lo que me pedí yo, porque tenía buena pinta y me habían hablado de él anteriormente. Como podéis ver en la foto, justo debajo, es una especie de bocadillo estilo asiático. Básicamente es un bollo de pan al vapor (pasado ligeramente por la plancha en el caso del que os hablo) y relleno de panceta de cerdo, con lechuga y salsa hoisin deliciosa. Un bocado (y bocata) muy, pero que muy rico e interesante de probar.
Y el plato principal, el emperador del local: el ramen. Puedes elegir entre tres elaboraciones distintas.
- Chintan ramen. Clásico ramen de color cristalino dorado y elaborado principalmente de pollo y cerdo con notas de pescado y mariscos.
- Paitan ramen. Clásico ramen cremoso a base de pollo y cerdo.
- Mazesoba. Ramen seco picante sin caldo de origen de Taiwan y que arrasa en Japón.
Aquí me dejé aconsejar por gente que ya había pasado por esta situación y me recomendaron el mazesoba, con picante y sin caldo. Justo un día que no hacía demasiado frío y tampoco me llamaba tanto el caldo. Así que sí, con bien de picante para darle una alegría al cuerpo.
Una presentación muy bonita, con bastante alga nori (decorativa y ya troceada lista para ser consumida), junto con el cebollino, el cerdo picado picante, la panceta de cerdo y, por supuesto, los noodles debajo de toda esa capa. El consejo es romper la llema y mezclar todo para poder apreciarlo mejor. Tengo que admitir que no salí del local con la sensación de haber errado en mi elección. Creo que las recomendaciones fueron más que correctas y en el caso concreto del mazesoba, más aún. Me encanta el toque picante que tiene y más cuando viene del cerdo picado. Por cierto, se recomienda comer con palillos.
Una buena comida, bien hecha, servida rápida y con gusto. Un buen lugar para ir a comer cuando no tienes mucho tiempo. El único pero que le pongo está en el precio. No voy a decir que es caro, porque no creo que lo sea, pero tampoco es barato. El plato de ramen cuesta 14.50€, lo que un menú del día decente en cualquier otro lado. Creo que sin el bao hubiese acabado con un puntito de hambre (que se puede solucionar tomando un pintxo antes, claro). Nada especialmente problemático, pero si creo que es menester comentar el precio. También es cierto que en muchos sitios te clavan precios similares por platos que no tienen, ni de lejos, la calidad de estos. Simplemente quería mencionarlo. No creo que el precio sea una barrera, ni que esté injustificado, pero tampoco es lo que te esperas cuando vas a comer un street food. Máxime cuando en Asia la comida es tan sumamente barata (y rica).
Espero que este último párrafo no os quite las ganas de visitar el Oh! Taku. Lo recomiendo encarecidamente si te gusta, aunque sea mínimamente, Japón y el Lejano Oriente en general. Una visita obligada para disfrutar del mejor ramen que he probado hasta ahora en Bilbao. Itadakimasu!
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