Hay muchas maneras de viajar. La física, a través de libros, a través de videojuegos, a través de películas y, por supuesto, a través de la gastronomía. Ya comenté al hablar de la gran cena de Exploratorium de San Miguel que el rissotto consiguió transportarme a Italia, sin haber viajado nunca al país transalpino. Algo parecido me sucedió hace unas semanas al comer en el Udon de Bilbao. Un ligero teletransporte mental hasta Japón, sin haber pisado nunca el país del sol naciente.

Imagen saqueada de Boletus.

El local especialista en noodles se encuentra en la calle Marqués del Puerto, justo en la entrada a esa calle por la plaza de Jado. En pleno centro de la capital vizcaína. Así que hasta ahí me dirigí un sábado a mediodía para comer unos ricos fideos asiáticos con caldo. Cuando entré me sentaron en una hilera con taburetes bajos mirando hacia la calle.

Cervezuela japonesa

Tras pedir la cerveza y el plato principal, me puse a mirar por la ventana y por momentos me sentí en un auténtico restaurante japonés en alguna tranquila calle de Tokio u Osaka. La verdad es que fue un teletransporte más barato de lo que uno se puede llegar a imaginar. ¡Y acabas con el estómago lleno!

Al final llegó el plato. En este caso me decidí por unos noodles con cerdo en caldo de curry rojo. Ligeramente picante. Con setas, alguna que otra verdura u hortaliza, la carne de cerdo cortada en finas rodajas y hechas a la plancha antes de ponerlas en el caldo. Con la clásica cuchara de porcelana que suelen poner en ciertos restaurantes asiáticos le daba un toque más real a ese teletransporte mental a Japón.

El plato de noodles con caldo y ese omnipresente huevo flotante.

El plato en sí estaba muy rico, como para ir de vez en cuando para tomarte uno. Las sopas siempre apetecen. Con la temperatura justa y el picante necesario. Un picante que se iba haciendo más presente en cada ingesta hasta acabar por rascar un poco en la garganta. ¡En su justa medida! Para terminar, prescindí del postre porque no había nada que me llamase mucho la atención, una pena.

Sé que se trata de una franquicia y hay en más lugares de España. Por eso mismo me sorprende haber logrado ese pequeño viaje. Una marca, la de Udon, con una carta interesante y un buen toque para los noodles. El local está muy bien pensado para grupos con largas mesas con taburetes anclados al suelo en los que se van intercalando clientes. Lo mismo con la barra de la ventana. Un local para pasar de vez en cuando.

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