No es la primera vez que menciono al Burdinola. Se abrió este verano en una zona con poca actividad que quiere volver a ser lo que era. El cierre de la plaza de San Nicolás, en Algorta, cortó la actividad que antes tenía la misma. Ahora que han reabierto la zona, aunque sigan las obras, los bares han vuelto a abrir y tienen bastante trasiego de gente. Ahí es donde Aitor Asenjo ha decidido abrir el Burdinola, un local moderno, con una decoración industrial, pero bonita. Inspirada en las fundiciones, que hubo en Euskadi durante muchos años.
Lo que realmente destaca del Burdinola es la comida. Platos deliciosos como la lasaña de foie o el arroz negro con ali-oli. Hoy me quiero centrar en los pintxos. Elaboraciones trabajadas y pensadas. Una variedad tal que te deja sin saber cuál escoger. Sandwiches, tostas, gildas y otros pintxos elaborados son los que puedes encontrar en el Burdinola. Aunque tengan alguno estrella (el sandwich Burdinola o el pintxo de lasaña de foie), van cambiando los pintxos que se presentan.
Un buen lugar donde sentarse a comer cualquier día de la semana. Tiene tablas de pintxos a un precio más reducido para disfrutar más por menos dinero. Tablas de cinco o diez pintxos distintos. Para ir en cuadrilla viene que ni pintado. Pintxos inspirados e imaginativos que hacen honor al término de alta cocina en miniatura. También ofrecen actuaciones musicales o de otro tipo un día a la semana. En conjunto, se trata de un local con encanto, un buen producto y una zona a explotar en el futuro que hacen del Burdinola un bar que pronto será referencia en el mapa del Gran Bilbao.
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