El sábado estuve de turismo por Gipuzkoa. Nunca había estado en Tolosa y Rodri, un compañero del curso Actívate de Google en Bilbao, insistía en la visita. Así que cuadramos agendas y pude acercarme hasta las orillas del Oria a conocer la localidad y comer en el Miya, restaurante del que tanto nos había hablado Rodri por redes. ¿Qué mejor plan para un sábado que amaneció con sol y tenía previsión de chaparrón? Pues no mucho más.
El Miya es un restaurante asiático muy familiar en pleno centro de Tolosa. Cuando digo que es familiar, no hablo de cara al cliente (que también), si no al personal que hay detrás de este negocio. El trato que recibes cuando traspasas las puertas del local es fantástico. Además, una vez dentro puedes comprobar que no se trata de un restaurante asiático habitual, lo cual es un soplo de aire fresco, la verdad.
Si pensamos en comida española tenemos un amplio rango de platos tan dispares como el gazpacho, la paella valenciana, el cocido madrileño o la tortilla de patata, cada cual es una elaboración propia de cada comunidad autónoma. Con la comida asiática pasa igual, pero con mucha mayor razón. Ya no hablamos de varias regiones, nos referimos a distintos países, algunos enemistados entre ellos. Así que la comida china no se basa en el arroz tres delicias o los rollitos primavera, como imagino que ya sabréis. También es de recibo comentar que se tratan de adaptaciones de platos o incluso invenciones para el público occidental (y, en especial, español). Con esto quiero decir que en el Miya no te vas a encontrar la carta típica y tópica de un chino corriente. Ahí radica gran parte del encanto.
Así pude probar dos platos a base de vainas (o judías verdes, como las llaman por ahí fuera). Éstas estaban preparadas de dos maneras distintas y ambas me encantaron a un nivel no conocido hasta entonces. Se trata de un ingrediente que nunca me ha gustado. Ese típico plato con las vainas flotando en un caldo con un par de patatas cocidas… Es pensar en eso y revolvérseme el estómago. Plato de enfermito, por eso hay que estar sano, para evitar ese plato. Las vainas en soja, con un aspecto que me recordaba al de la ternera del chino tradicional, estaban deliciosas. La textura y el sabor potente a soja me recordó, vagamente, a otros platos que he probado, aunque lejos de la categoría de típico asiático. Las otras, justo debajo de estas líneas, también estaban muy buenas. Con una preparación distinta, otra apariencia y textura, parece mentira que sea el mismo ingrediente. ¡Delicioso! Merece la pena acercarse a Tolosa solo por estas vainas, en serio.
Si seguimos esta línea, las verduras son una parte muy importante de la gastronomía oriental. No podía ser menos. También nos sirvieron un salteado de verduras, entre las que destacaban las setas sitake y el bambú. De hecho, el bambú bien hecho (no a lo bruto, como el oso panda) me encanta, tiene una textura genial y podrían hacerse más platos españoles (cocina fusión) con este ingrediente, en serio.
Lógicamente, tampoco podía faltar el arroz. En este caso se trata del arroz bambú Miya. Un arroz macerado en bambú, con este tipo de planta, setas, pimiento verde y gambas, todo ello con un toque de vapor de tres minutos. Servido de esta forma tan especial y acompañado con un poco de curry para darle un toque aún más exótico, se trata de un plato muy rico y curioso.
Para cerrar la comida, llegó el pescado. Estaba hecho al vapor y regada con una salsa que no supe identificar, pero que estaba muy, muy rica. Rodri me explicó que se debe de comer tal y como lo sirven, que darle la vuelta trae mala suerte según la superstición china, así que dimos buena cuenta. La verdad es que si me meto en cualquier restaurante de la Costa Vasca y me presentan este plato, me lo hubiera comido igual con la misma gana, porque estaba muy bueno y sin mucho toque oriental. En serio, delicioso.
Para terminar, el postre. Esta especie de profiteroles, pero rellenos de algo parecido a una crema pastelera. Un postre frío y rico genial para bajar toda la comilona que nos metimos. Lo mejor para redondear una experiencia más que satisfactoria en Tolosa. Por todas estas razones os recomiendo que si estáis por la zona o la soléis visitar de manera más o menos habitual, aprovechéis un día para dejaros guiar por el otro lado de la cocina oriental tan desconocida en esta parte del mundo. Un pequeño viaje al otro lado del mundo sin salir de una comarca como la de Gipuzkoa.