Ayer estuve en Vitoria-Gasteiz para acudir a la celebración del Datorrena 2014, un evento donde se trató de vislumbrar lo que nos va a traer el nuevo 2014. Ya que estaba por la capital de Euskadi, decidí ir a comer algo por la ciudad. Tras investigar un poco por la Red, di con varias buenas recomendaciones del Izartza, en una de las esquinas de la Plaza Nueva de la urbe alavesa. Me decidí por ahí. Entré en el local, que estaba vacío y me aventuré a probar el arroz cremoso con hongos, recomendado por @hombrelobo en Foursquare y el tataki de atún en aceite de naranja que también tenía buenas críticas. Además, aproveché para tomar uno de los pintxos de la XI Semana del Pintxo de Vitoria-Gasteiz, en este caso un tartar de mejillón y berberecho. En casa somos muy arroceros, por lo que a la mínima oportunidad de probar un buen arroz, no me lo pienso mucho.
El local es pequeñito con una barra ‘doble’; una para servir los platos y otra más baja, a la altura de las sillas. para degustar los platos. A la hora a la que fui, cerca de las tres de la tarde, solo había una persona de servicio. Me atendió amablemente y se metió en la cocina para sacar los platos. También le pedí recomendación y, además de los platos que elegí, destacó el ravioli de calabaza con espárragos. Lo apunto para la próxima. Es curioso que hay un ventanuco en el que se ve la cocina y parte de lo que se hace. Aunque tardo un poco, se podía ver cómo trabajaba en la cocina, por lo que el plato estaba bien hecho.
El arroz estaba delicioso. La cremosidad radicaba en una especie de sopa de queso en la que estaba sumergido el arroz y los hongos. Plato caliente con un sabor muy particular y fuerte. El arroz estaba meloso y tierno. Una delicia. El tartar estaba un poco deshecho, pero igualmente bueno. Junto al mejillón y el berberecho había una combinación de cebolla, pimiento verde y pimiento rojo. La salsa con la que estaba bañado el tartar tenía un punto ligeramente picante, pero igualmente buena.
Por último, el tataki de atún con aceite de naranja. El atún y el bonito son dos de mis pescados favoritos. Me gustan casi de cualquier manera y siempre es una buena opción. La primera impresión que me dio el tataki fue el de ser un trozo de solomillo de cerdo o ternera poco hecho. Y en el paladar daba esa impresión, solo que se notaba que era atún. Un buen trozo de solomillo de atún. Es la idea de hacerlo de esta manera, ¿no? Con trozos de sal gorda y acompañado de un poco de salsa de soja, el tataki estaba estupendo. Tierno y fácil de cortar. Si es que hasta en eso se parecía al solomillo. Totalmente recomendable.
Todo ello acompañado por un zurito. A día de hoy sigo teniendo un problema con las decoraciones de los platos con crema de vinagre de Módena. Queda bonito y el efecto es resultón, pero no sé cómo, acabo manchándome entero y con los bordes de las manos pegajosos, cosa que no me gusta nada. Aunque ello no me impide disfrutar de una buena comida como la de ayer. Tres raciones generosas y de calidad, con las que acabé saciado, no llegaron a los 10€, por lo que no me pareció caro. La relación caliad precio y su céntrico emplazamiento hicieron que acabase encantado con este local. Seguramente repetiré la próxima vez que vaya a Vitoria-Gasteiz.
Bonus track
Aproveché para tomar el café cruzando la calle. Tras pasar la plaza de la Virgen Blanca, uno de los puntos turísticos de la capital, decidí sentarme a tomar un café con leche con unas vistas tan agradables. Un café muy rico y nada mal de precio: 1.25€, más barato de lo que acostumbro a pagar por lo mismo aquí. Café Dublín es el nombre del local y la terraza donde decidí sentarme.
