Me extraña que no haya hablado todavía de las heladerías Regma que pueblan Cantabria y ciertos puntos de Asturias y Castilla y León (en este último caso, solo Aguilar de Campoo). Son un clásico del verano en la comunidad vecina y una de mis razones de peso para acercarme hasta ahí cuando empieza el calor y el buen tiempo. Lo dicho, adoro estas heladerías y, evidentemente, los helados que ahí venden.
El origen de esta cadena se remonta hasta 1933. En ese año, Marcelino Castanedo Miera adquiere una heladería regentada por italianos en la calle Hernán Cortés de Santander, cercana al Paseo de Pereda. El nombre lo puso en homenaje a sus hijas Regina y Margarita. Y desde ese año, durante la II República, el negocio ha ido expandiéndose y consolidando su poder. Es la tercera generación al frente del negocio y ya cuentan con veinticinco heladerías en tres comunidades autónomas, además de siete confiterías y cuatro cafeterías. Todas ellas bajo el principio de calidad impuesto en los años 30.
La razón principal por la que acudo a estas heladerías es su helado de nata. Un helado que sabe realmente a nata montada. Nada de inventos varios que puedes encontrar en cualquier otro producto con este supuesto sabor. ¡Autenticidad absoluta! Creo que pocas veces he probado un helado con un sabor tan diferente al resto siendo, en teoría, el mismo.
El resto de sabores no se desprecian, ¿eh? Todos están muy ricos. La posibilidad de elegir un cucurucho de chocolate le añade un punto interesante (¿todo chocolate?). Además, para la cantidad que ponen y la calidad que tienen, no me parecen muy caros. Supongo que variarán ligeramente los precios dependiendo de las zonas en las que se encuentre el local, pero son bastante razonables. Te van a clavar parecido por uno industrializado al extremo en un chiringuito de playa o cerca de la misma. Por cierto, tienen un kiosco cerca de la segunda playa de El Sardinero.
Con el verano, los días más largos, el calor y el buen tiempo (en Cantabria menos que en el Mediterráneo) apetece mucho coger un helado y pasear o degustarlo en una terraza, banco o similar en una zona apacible con unas muy buenas vistas. El helado es para el verano y no se disfruta de uno en condiciones si faltan de esos. A menos que seas intolerante a la lactosa o similar, entonces mi más sentido pésame.