Si en el anterior post del Txoko os traía un poco de alimento para el alma en forma de serie de televisión, hoy quiero hacer lo propio con el producto original. Ni más, ni menos que el manga en el que está basada la serie de Netflix y que tanto me gustó en su momento. Se trata de ‘El gourmet solitario‘, la obra de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi. Según la contraportada del volumen editado por Astiberri, los autores «trazan un auténtico retrato sociológico de Japón y su riqueza gastronómica». Un magníco punto de apertura que ya recomendé en su día en el podcast.
El manga nos cuentan diversas vivencias de un comercial japonés recorriendo el país para vender sus productos. En realidad, los negocios que realiza son lo de menos, el grueso del volumen se centra, como el nombre indica, en sus ratos para comer. Distintos platos y diversas localizaciones en el Japón de los años 90, década en la que se publicó originalmente en ese país.
Una de las cosas que más llama la atención es el dibujo de Jiro Taniguchi. Evidentemente. Los platos tienen una pinta terriblemente apetitosa y están muy detallados. En casi cada historia puedes ver una viñeta bastante grande con las distintas partes del plato y una descripción del mismo. Si la serie era pornografía gastronómica, esto también, aunque a otro nivel (y en blanco y negro).
A diferencia de otros mangas, esta edición viene con un sistema de lectura occidental. Esto es, hacia delante. No sé si sabréis que los cómics japoneses (manga) se leen de atrás hacia adelante y algunos llegan así a España. No es el caso de este ejemplar editado por Astiberri en nuestro país.
Hay una segunda parte titulada ‘Paseos de un gourmet solitario‘, pero todavía no le he echado el guante. Cuando lo tenga seguramente lo devoraré como hice con las casi 200 páginas de este y ya lo comentaré en el Txoko para información de los foodies.
Mi relato favorito es el sexto Tren bala Hikari 55 procedente de Tokio Jetbox de shumai. Un capítulo en el que el protagonista coge un tren bala a Tokio desde Osaka y decide comprar la comida en una galería comercial en el sótano de la estación para hacer más liviano el viaje. Trenes y comida. ¡Paraíso!
Descubrí este manga en la tienda de regalos del Museo de Bellas Artes de Bilbao, de cuando hicieron una exposición sobre la cultura japonesa en 2014, aunque no me lancé a comprarlo hasta no ver la serie el año pasado. De hecho, tras leer sobre la serie y tener ganas de hacerme con el cómic, me acerqué hasta la citada tienda y, por suerte para mi, todavía tenían ejemplares disponibles. Aprovecharé el futuro Salón del Manga en Bilbao para ver si me hago con la segunda parte. Aunque la editorial es bilbaína, será fácil encontrarlo cerca. O si no, me queda su página web. El caso es disfrutar de la gastronomía aunque sea mediante viñetas.