Estuve hace unas semanas en Mallorca visitando a mi hermana y nada más bajar del avión me llevó a comer un arroz hasta el Club Marítimo Molinar de Levante, que está ubicado en el barrio del Molinar en la capital balear. A pesar que por el nombre pueda parecer un sitio muy exclusivo donde no dejarían entrar a chusma como vosotros, nada más lejos de la realidad. Se trata de un restaurante muy bien situado, con unas vistas preciosas desde el comedor interior, un servicio atento y amable y unos precios muy ajustados. Alrededor de 15 euros por persona, lo cual no está nada mal.
Como su propio nombre indica, es un club marítimo, pero no al nivel del que hay en el Abra u otros súperexclusivos. Una de las particularidades del local es que está construido, literalmente, sobre el agua. Junto a las ventanas ves el mar, la salida del pequeño puerto y las embarcaciones amarradas. Incluso, si tienes suerte, puedes ver como entran y salen los barcos de recreo. Un entorno maravilloso.
La especialidad del restaurante es el arroz y ahí que fuimos guiados por mi hermana que ya lo había probado con anterioridad y dio buenos resultados. De entrantes nos decidimos por una versión con marisco del clásico frito mallorquín con pulpo, sepia, calamar, mejillones y gambas. En mi anterior visita a la isla, pude probar el plato tradicional en Celler Sa Premsa, en pleno centro de Palma. Ambos estaban buenísimos, y aunque prefiero el típico, no hay que desmerecer a éste que estaba de rechupete.
Como plato principal nos decidimos por una paella mixta ciega. Dado que se hacía en una paella y no viene el nombre de «Valencia» por ninguna parte, no debería desatar la ira de los talibanes paellísticos. Un arroz rico, bien hecho, con el punto perfecto y muy abundante. El cocinero se debió de pasar con el tamaño porque éramos tres personas y repetimos tres veces. Eso sí, la cuarta ración llevaba más cantidad que la primera. ¡Menuda pasada!
Buena comida en un precioso entorno. Un restaurante muy recomendable para acudir acompañado y disfrutar de la vista y la comida mientras conversas animadamente sobre cualquier tema. Además, al acabar, el paseo por la playa junto al mar es más que recomendable para bajar la comida y disfrutar, un poco más, de esa ubicación privilegiada.