Sé que mucha gente tiene problemas con la serie ‘Cómo conocí a vuestra madre‘. Es una serie que a nivel social no ha envejecido muy bien. Que si el final era una mierda, que si es una copia mala de ‘Friends’, que si Ted Mosby es un personaje tóxico y asqueroso… No niego ninguna de esas afirmaciones, creo que son ciertas. También es verdad que es una serie que me gusta porque me permite desconectar totalmente y ver algo entretenido para pasar el rato. Hace unas semanas me puse a volver a verla en Netflix. Más por rellenar momentos en los que no tenía mucho que hacer, que por otra cosa. El caso es que hace un par de días llegué al que probablemente sea mi episodio favorito. El segundo episodio de la tercera temporada. Se titula ‘La mejor hamburguesa de Nueva York’. Y, como supongo que comprenderéis, es mi capítulo preferido precisamente por la hamburguesa. Y siempre que lo veo, me dan ganas de comer una buena hamburguesa neoyorquina. No será en el Five Guys, también os digo. Suerte que había quedado para comer con unos amigos y decidimos acercarnos hasta el Baka Vieja Burger Shop de la calle María Díaz de Haro número 1.
Entre las distintas opciones que hay en Bilbao a la hora de elegir una hamburguesería donde comer (esa era la idea), nos acabamos decidiendo por esta por una serie de motivos. El primero de ello es que nuestras dos opciones principales no estaban disponibles. La Brasa Canalla y Tipula se encontraban cerrados a la hora a la que fuimos. El segundo de ellos es que quería probar este local relativamente nuevo en el centro de Bilbao. Tengo una lista de sitios para probar sus hamburguesas y poquito a poco los voy tachando. Y, básicamente, ya estaría. En el grupo había una persona vegetariana, así que también teníamos que tener en cuenta una opción vegetariana o vegana en el menú. Así que ahí nos dirigimos, al Baka Vieja Burger Shop.
El local es bastante sencillo y diáfano. Cuenta con dos mesitas en el exterior a modo de terraza y un comedor más amplio en el fondo del local. Una gran barra, un pequeño mostrador con cristal al fondo, cerca del almacen, donde supongo que picarán la carne (había una picadora) y también se puede vislumbrar la cocina. Sobre el local, no hay mucho más que decir.
La carta, al igual que el sitio, es sencilla, pero bien planteada. Una buena variedad de hamburguesas para elegir y entre las que dudar, unos cuantos entrantes o raciones para compartir y algunos postres. Si quieres pedir alguna de las salsas especiales de la casa, puedes pedir un dedal de ellas por 80 céntimos. Una ocurrencia que, si me lo preguntáis, me parece buena idea. No me importa pagar por un extra de salsa.
Nosotros, tras mucho pensar y debatir, nos decidimos por nuestras hamburguesas, una ración de patatas especiadas con tres salsas (mayonesa de trufa, salsa de la casa y salsa de queso) y, en una idea un tanto loca, dos medias raciones de nachos: una con chili y otra sin ella. El camarero (muy amable y simpático) nos advirtió que es posible que el plato no quedase muy jugoso al quitarle este añadido. Tenía razón, pero tampoco es un problema muy grave. Hay que decir que los nachos me parecieron de mucha calidad. Tanto el totopo como la combinación de chili, quesos, guacamole y crema agria. Unos buenos nachos.
En cuanto a las patatas, son muy vistosas con tanto verde. No aportan un elemento diferencial. No son como las cajún del ya mencionado Five Guys, que si que son muy diferentes a unas patatas normales y corrientes. Aún así, el elemento diferencial son las salsas. Tres salsas distintas, con suficiente cantidad para la media ración que pedimos. Ricas y distintas entre sí, pero no son memorables. No es una salsa que vayas a recordar o que tengas que ir cada cierto tiempo para volver a enamorarte, pero eso no es un problema.
En cuanto a las hamburguesas, me decidí por la Classic. Llevaba además de la carne, obvio, lechuga, tomate, cebolla, pepinillo, queso y mayonesa de la casa. Como su propio nombre indica, una hamburguesa clásica. Pero si esto no lo haces bien, mal vamos. No es el caso. Se trataba de una burger rica, jugosa y con un tamaño suficiente para salir satisfecho, pero no a punto de reventar. El único problema, como en tantos sitios últimamente, es el precio. Será que soy yo el raro, pero pagar 9€ por una hamburguesa me empieza a parecer demasiado. Al menas esta lo merecía, claro. Pero estamos empezando a cruzar unos límites peligrosos y no me acaba de gustar el cariz que están tomando los acontecimientos. No lo digo especialmente por el Baka Vieja Burger Shop, si no en general, pero es un síntoma. Y no me gusta. Creo que lo he dejado claro en bastantes textos anteriormente.
En resumidas cuentas, si me preguntáis os recomendaría el Baka Vieja Burger Shop. Una hamburguesería de calidad, con cosas interesantes en su carta (una hamburguesa con reducción de kalimotxo, por ejemplo) y unos nachos para quedarse a vivir en ellos. Una opción más que interesante si quieres una buena hamburguesa por el centro de Bilbao.