En mi pasada visita a la isla de Mallorca, aproveché para comer bien y disfrutar tanto del turismo como de la buena gastronomía que ofrece la isla. Allí vive mi hermana y fui a visitarla, con ella hice bastante turismo y nos dejamos aconsejar por un mallorquín de pro como es Andreu Manresa (@AndreuManresa), periodista de ‘El País’, que conoce muy bien los lugares donde mejor se come. Así que nos fuimos de visita turística por la sierra de la Tramuntana hasta acabar en el municipio de Sóller, en el noroeste de la isla.
Esta localidad es muy conocida por el tren que te acerca hasta aquí desde el centro de Palma, la capital. Es un tren de principios del siglo XX y de madera, lo que lo hace muy curioso. También tienen un tranvía de madera que une el casco urbano con las playas y el puerto de Sóller. El trayecto, para turistas, es algo caro, unos 5’50€, pero merece la pena para olvidar el coche por un momento y disfrutar de un trayecto muy bonito entre casas y árboles. Es esa excepción a la regla de «el Mediterráneo es marron y seco». No así la Tramuntana llena de color y vegetación no marrón.
Como decía, una vez llegamos a Sóller decidimos hacer caso de la recomendación de Manresa y acabamos en ‘El Guía’, un hotel-restaurante con mucho encanto junto a la estación del ferrocarril. El hotel no lo vimos en profundidad, pero la entrada era muy bonita, con una especie de patio muy cuidado. Llegamos al restaurante y para nuestra sorpresa estaba vacío. Tan solo los camareros dispuestos a atendernos. El salón de comidas era muy grande y con una terraza por si apetecía comer fuera, pero con el calor que hacía, decidimos quedarnos dentro porque con el aire puesto se estaba muy bien. El servicio, muy atento y simpático (también es cierto que no había más gente) nos cantó el menú. Yo me decanté por un gazpacho con tomate local de primero y mi hermana por un calabacín relleno. De segundo, ella pidió el cordero y yo me iba a lanzar a por el emperador, pero nos dijeron que los canelones eran la especialidad de la casa y, claro, no me pude negar.
¿Y qué decir? Más o menos lo habitual. Que todo estaba delicioso. Si bien el emplatado y el servicio era bueno, si daba la apariencia de antiguo, lo cual no es malo. Más bien clásico. Todo en El Guía se veía muy correcto. Y qué bueno estaba. Adoro el gazpacho y casi siempre suelo tomar si puedo, más si, como era el caso, estoy hasta arriba de calor y necesito algo fresquito para regular la temperatura (aunque dicen que no es muy bueno). Con sabor y color. Mira que es fácil hacer un gazpacho y complicado que quede bien. En El Guía lo consiguieron. En cuanto al calabacín, estaba relleno de espinacas, pero todo estaba terriblemente suave.
Llegados a los segundos platos, me empiezo a quedar sin fotos. De hecho, tan solo saqué a los canelones y de milagro. A la hora de servirlos, es curioso como vino el plato en una bandeja y de ese plato me sirvieron al mío propio. Muy curioso. Y sí, tenían razón, los mejores canelones que he probado hasta la fecha. Ahora habrá que ir probando a ver si alguien los supera. El cordero de mi hermana estaba más que rico. Nos recordó mucho al que hacía nuestra abuela. Comida casera en pleno pueblito turístico.
Durante la comida nos dio tiempo a charlar con los camareros y nos contaron que la baja afluencia era normal en los meses de más calor, pero que en invierno suele estar a tope, además, los extranjeros (eso estaba lleno) no suelen comer en sitios más locales, se tiran hacia, precisamente, lo turístico. Una pena. Llegamos a los postres, nos recomendaron dos que, por supuesto, pedimos: gato con almendra y flan de huevo casero. ¡Menudas raciones! Lástima no haber sacado fotos… El gato con almendra es un postre típico de la isla. De hecho, lo había probado la noche anterior con el citado Andreu Manresa en un bar de Palma del que ya os hablaré en otro post. Tendréis que esperar para ver la foto, pero es, básicamente, un pastel (o cake) y una bola de helado de almendra. Muy rico, como el mencionado flan.
Nos sorprendió muy gratamente y acabamos encantado con todo. El menú (que fue lo que pedimos) costó alrededor de 20€ y eso que era fin de semana. No me pareció excesivamente caro para lo que nos sirvieron. Un restaurante muy recomendado si vais de visita a ese bonito pueblo que es Sóller.
Quiero probar el gato!! ;p
Miau.