Sí, ya sé que llevo cierto retraso con los posts y el Txoko está un pelín abandonado, pero no pasa nada. Ya vuelvo con ganas de escribir y mostraros los sitios chachis en los que he estado estas últimas semanas o, incluso, antes. Porque esta entrada la tengo pendiente de escribir desde febrero. Hace dos meses que fui a comer al Restaurante Arima de Bilbao y me dejó tan encantado y extasiado que no he podido escribir sobre él hasta ahora. Así queme voy a desquitar en este texto sobre la maravilllosa experiencia gastronómica que viví un miércoles soleado y caluroso de febrero en un encantador restaurante de la villa.

Foto de Yendo por la Vida saca de la web del Restaurante Arima.

Encontré el restaurante por casualidad, en Instagram. Vi que tenía buena pinta y llamé a unos amigos para ir. Se me ocurrió reservar, por si acaso, que nunca se sabe. Hice bien. Durante la comida vimos varias parejas que se tenían que ir por no tener reserva y que el local estuviese lleno. Si tenéis intención de ir, pegad un telefonazo, que no cuesta nada. Es un restaurante bien decorado y muy bonito. Distintos tipos de mesas y sillas dependiendo del número de comensales. De hecho, me recordó mucho al Claxon de Palma de Mallorca, tanto en la comida, como en todo lo que lo rodeaba. Eso es bueno, acabé encantado con el restaurante insular.

A la rica ensaladita.

Un menú del día de 14,50€ muy bien parido. Cómo está la cosa que el menú incluye hamburguesa para elegir (además del primero) y té helado casero. Pero vamos a lo importante, a por la comida. Sobre estas líneas podéis ver la Ensalada Arima, con salami, provolone, anchoa, garbanzos, huevo cocido, tomates cherry, guindilla y vinagreta casera. Rica y pelín ácida como me gusta la ensalada. Un plato contundente y fresco para el día que hacía. No estuvo nada mal.

Cantidad generosa de spaghetti con una salsa bárbara.

Los spaghetti Chitarra tampoco estaban nada mal. Un plato contundente, con una cantidad más que agradecida. Así da gusto ir a un sitio para que te den de comer, la verdad. En cuanto a los segundos, nos lanzamos a por los emparedados. Hamburguesa y sandwich cubano. Respecto a este segundo, llevaba tiempo buscando algún sitio en Bilbao o alrededores que los hiciese. Desde que vi la película Chef y la revisité hace poco en la tele, para ser conciso. Después de tanto tiempo me encontré con que el Arima tiene en su menú del día este delicioso plato. Poco hay que decir al respecto, ¿no?

El ansiado sandwich cubano.

Ambos segundos (sandwich y hamburguesa) traen patatas. Más para comer. Llegados a este punto empieza a costar un poco acabar con todo, pero hay que hacer el esfuerzo porque lo merece. El sandwich tenía un regusto ácido que me pareció curioso. Al meterle un bocado, te subía hasta la nariz y te hacía llorar. Una receta ganadora. Respecto a la hamburguesa, poco más que decir. Estaba muy rica. Con sus patatas y su salsa. Buen pan y buena carne. Win-win total si la pides dentro del menú.

Hamburguesaca.

Para los postres son un poco más comedidos en cuanto al tamaño. También están muy buenos (¿se puede comer mal aquí?), pero e agradece un poco de dulce, que no sea excesivo. Un postre rico y contundente, para ayudar a asentar y bajar un poco los dos platos anteriores. Una mousse de banana y una pequeña tarta red velvet fueron nuestra elección. Muy acertada, dicho sea de paso.

La mini red velvet para coronar un gran menú.

Para terminar ya del todo, nos ofrecieron el té helado casero que tienen anunciado en el menú. Necesitábamos algo digestivo para poder bajar todo. De hecho, yo entraba seguido a trabajar y pensaba que me iba a morir en mi silla, pero no fue así (gracias al té y al café). Un té helado riquísimo que entró como gloria bendita. A mi no me suele gustar el té, pero esta infusión estaba buena. Sin aditivos extra como azúcar o sacarina, según lo sirvieron. Ya solo por el té merece la pena el menú.

El delicioso té helado casero.

En resumen, la visita a mediodía al Restaurante Arima de Bilbao (previa reserva) es más que recomendable. La calidad y cantidad de los platos del menú se ajustan al precio que pagar por ello. No es un menú del día de los baratos (son 14,5€), pero es un dinero muy bien pagado. Tengo que ir más a seguir probando platos. Un gran descubrimiento.

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