Ayer decidimos ir a pasar el día de excursión por la reserva de la biosfera de Urdaibai. El lugar de visita principal fue el Bosque pintado de Oma, cerca de Kortezubi. Tras pasar casi toda la mañana caminando campo a través decidimos ir hasta Mundaka a comer. El pueblo es precioso. Merece la pena acercarse para observar las casas antiguas, los portales diminutos y los surfistas tratando de coger una de las mejores olas de izquierdas del mundo. Como teníamos bastante hambre y no conocíamos muy bien la localidad, decidimos parar a comer un menú en ‘La fonda’.
El local es muy pequeño, con apenas un par de mesas. Se trata del típico bar de toda la vida del pueblo.Con su aire añejo y todo eso. Está regentado por lo que parece un matrimonio mayor. Ella cocina y él atiende. El menú era muy simple, con tres primeros, dos segundos y tres postres. Para empezar se podía optar por una ensalada, un arroz a la cubana o sopa de pescado. De segundo las opciones eran escalope con patatas o bacalao en salsa verde y de postre arroz con leche casero, tarta de arroz casera o helado.
Yo opté por la sopa de pescado, aunque en la mesa se sirvieron los tres platos. La ensalada, según mi hermana, estaba muy rica y el arroz a la cubana tenía una pinta excelente. La sopa de pescado me sorprendió mucho. Estaba deliciosa. Bastante espesa y con un sabor excelente. Los trozos de pescado estaban deshilachados y casi entraban solos en la boca. En el segundo plato hubo consenso: escalope. La carne estaba tierna y jugosa, muy poco seca para lo que te puedes encontrar por ahí.Las patatas estaban riquísimas. Se las notaba peladas en el propio local y con el punto justo de fritura. Quedaron doradas y crujientes. Los postres eran caseros. Me decidí por la tarta de arroz. Nuevamente hubo discrepancias y pude ver el resto de platos. La tarta estaba calentita y muy buena. Me sorprendió bastante. Con esa textura típica del pastel de arroz bien hecho y ese sabor tan característico. El arroz con leche estaba suelto (punto positivo) y muy bueno. El helado era de tarrina, pero no tenía mala pinta.
La verdad es que salimos agradecidos y sorprendidos. No esperábamos comer tan bien y acabar tan satisfechos en un local encontrado de casualidad. Lástima que no sacase fotos a los platos. Tan solo al postre porque me sorprendió en demasía. Todo ello por 10’50€. Habrá que repetir algún día en verano. En Foursquare recomiendan las croquetas, aunque no puedo juzgarlas, si tengo una excusa para volver.
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