La repostería es una ciencia química. Es compleja, laboriosa y requiere tiempo y dedicación. Además, al principio, trae más disgustos que alegrías y es normal que cuando saques tus postre del horno –o de la nevera, que se puede dar el caso- te haya salido una masa viscosa y extraña que es incomible. El truco a la hora de cocinar dulces es el siguiente: no aspires alto y preocúpate por el sabor, no por la apariencia.
Curiosamente, dedico a esta entrada a un plato que depende casi exclusivamente de su apariencia: Los cupcakes. Aunque son muchos los que lo piensan, los cupcakes no son magdalenas; son pasteles del tamaño de una taza y si buscáis recetas de este dulce os daréis cuenta que son muy similares a los de las tartas. La elaboración de cupcakes varía según el tipo que quieras hacer pero hay una serie de elementos que siempre coinciden y que hay que tener en cuenta:
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Los cupcakes tienen cuatro elementos básicos: harina, azúcar, huevos y algún tipo de grasa como puede ser la mantequilla.
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Existe muchísima variedad de sabores de cupcakes, pueden hacerse desde una cucharadita de extracto de vainilla hasta de wasabi con chocolate blanco.
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Cuando vayas a cocinar procura que la mantequilla y los huevos estén a temperatura ambiente, así es mucho más fácil alcanzar una textura cremosa.
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Es importantísimo tamizar la harina siempre. Tamizar conlleva que eliminas cualquier impureza o cosa-que-no-debería-estar-ahí de la harina; además, evitas que te salgan grumos en la mezcla y el resultado final siempre es más esponjoso.
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Bate muy muy muy bien, aunque te canses, batir de más nunca viene mal con los cupcakes. Si tienes batidora no dudes en usarla.
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Si no tienes prisa, recomiendo batir las claras y las yemas por separado. El resultado será unos cupcakes todavía más esponjosos.
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Conviene que los moldes sean de silicona y hay que engrasarlos para que la mezcla no se pegue. Puedes usar mantequilla o margarina para embadurnar los recipientes. Los moldes pueden ser de papel, pero la experiencia me ha enseñado que con los de silicona se cocina mucho mejor.
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El horno no nos funciona igual a todos. Es decir, que aunque la receta te diga que tus dulces tienen que estar veinte minutos en el horno, puede que necesite más o menos tiempo. Mi consejo es que utilicéis una aguja de hacer punto –o si no un cuchillo- para que os fijéis si están hechos por dentro, si la aguja sale manchada con mezcla significa que aún tienen que estar un rato más. Si observáis que vuestros cupcakes están muy hechos por fuera pero poco por dentro bajadle la temperatura al horno.
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Si trabajas con chocolate recuerda que es un ingrediente sensible y traicionero; en cuanto te despistes, se quema. Puedes derretir el chocolate ya sea por baño María como por microondas. Si utilizas esta última técnica, hazlo por tanda de segundos para vigilar que no se te echa a perder. Tres apuntes más:
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Recomiendo comprar chocolate especial para postres porque se trabaja mejor con ellos que con los que se consumen por puro placer goloso.
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Si trabajas con chocolate procura que sea negro y no con leche, si no, perderá todo su sabor.
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El chocolate blanco es más sensible que el negro. Ten muchísimo cuidado a la hora de derretirlo.
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Cuando elabores la cobertura o el frosting para tus cupcakes, envuelve con un trapo limpio tu bol de trabajo cuando vayas a batir el azúcar en polvo (azúcar glasé) puesto que si no, saldrá una nube de polvo dulce que ensuciará toda la cocina.
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La cobertura no tiene porque ser solo de azúcar, échale elementos como canela, chocolate, galletas, etc.
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Si no tienes manga pastelera, puedes utilizar una bolsa de congelados para decorar tus cupcakes. Rellénala con la cobertura que hayas elaborado, la cierras bien y haces un agujero en uno de los extremos. Si tampoco tienes bolsa de congelados, en un caso extremo, utiliza una bolsa de plástico, pero procura que esté muy muy limpia.
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Echa la cobertura cuando los cupcakes se hayan enfriado. A menos que quieras tener una masa de azúcar por todo el plato.
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Anímate y colorea tu cobertura con colorantes y decora tus cupcakes con brillantina y decorados comestibles. Probablemente esta sea la parte más divertida de toda la elaboración.
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Y ante todo, lee la receta antes de ponerte a romper huevos.
Es probable que vuestros cupcakes sean una catástrofe. No os desaniméis, la primera vez que hice los míos ni se hincharon y todo el chocolate se quedó en la base del cupcake; por no deciros que la cobertura me quedó líquida. A día de hoy siguen sin quedarme bonitos, pero sin embargo, me quedan de rechupete, aquí tenéis mi último trabajo, aunque sin cobertura, que no conviene para los que estamos a dieta:
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ItsasUmbrella es Estudiante de Periodismo en la UPV/EHU. Whovian. Potterhead. Ringer. Nerdfighter. Amante del cine y la literatura desde 1993. Escribe en su blog y Tumblr. En Twitter se la conoce como @ItsasUmbrella