Últimamente voy bastante menos, pero Santander me gusta mucho y como tengo familia allí suelo pasarme un par de veces al año. Es una ciudad que me gusta y está relativamente cerca. En autobús, te plantas en una hora y media (con sus correspondientes paradas en Castro Urdiales y Laredo). En coche está aún más próximo. Como digo, voy con cierta regularidad (no en este 2014). Como medio de transporte más utilizado está el autobús y por ello conozco bastante bien la estación de buses de la capital de Cantabria. Y ahí está localizado el local que quiero reseñar en este post: la Croissantería de la estación de autobuses de Santander.
Se encuentra en la entreplanta del edificio. Entre la entrada a pie de calle y las dársenas en un plano inferior. Aquí tengo que decir que esta parada está muy bien montada. Sobre todo en comparación con las estaciones de Euskadi que no están preparadas para la meteorología del Cantábrico. Pues como digo, a mitad de camino dentro del inmueble encuentras en uno de los laterales este gran sitio. Se trata de un local pequeño, con unas pocas mesas dentro y otras tantas fuera, en uno de los pasillos. También tienen una barra amplia con un expositor donde puedes ver los diversos productos que venden.
Como el propio nombre indica, la croissantería de Santander vende croissants y bollería de todo tipo. Yo soy especialmente fan de los croissants rellenos: tanto vegetales como los que incluyen jamón york y tortilla francesa. Son uno de esos platos que producen un placer culpable. Además, los de aquí son de los mejores que he comido nunca. Siempre aprovecho cuando paso para comerme uno y entran de lujo. Las palmeras de hojaldre (sin chocolate, ni nada) también son de gran nivel. Soy überfan de ambas.
No hay mucho más que decir. En Foursquare recomiendan las napolitanas de chocolate calientes. Así que echadle el diente si pasáis por ahí un día de estos. Quería reseñar este local porque siempre me ha encantado y lo disfruto cada vez que voy.