Hace un par de semanas tuve un jueves de esos épicos. A mediodía fuimos a cenar con Cervezas Alhambra en el Eneko (recientemente galardonado con su primera estrella Michelín) y por la noche cenamos (esta vez con el término correcto) en el Bilbao Berria de la calle Ledesma, justo en frente de ‘El Corte Inglés’ y su cafetería Starbucks. Permitidme que empiece por el final, porque creo que merece la pena la visita a este curioso local en forma de U en la céntrica y multitudinaria calle: Bilbao Berria.

Bilbao Berria Interior
Interior del Bilbao Berria (yo me senté en la esquina del sofá) / Fuente: Academia Vasca de Gastronomía

Un bonito local, decorado con elegancia que transmite esa sensación de calidez y calidad que buscan. Arrancamos la cena con un buen plato de cecina de León de gran calidad acompañado con unos picos de Utrera. Luego nos enteramos que los picos estaban hechos por una empresa perteneciente a Bertín Osborne. Los picos de Bertín estaban cojonudos. ¿Y qué decir de la cecina?

cecina de león en el bilbao berria
Cecina de León y picos de Bertín.

Después nos sirvieron un tataki de atún con sésamo y una especie de salsa de teriyaki. El atún en su punto, un poco crudo por el centro y con la costra de semillas de sésamo tenía una textura crujiente. También llevaba unas huevas (¿serían de atún?) No lo recuerdo nítidamente, pero reconozco que estaba muy bueno.

Tataki de atún con sésamo.

Seguimos con el picoteo en el centro con un bacalao en lonchas (¿se puede decir bacalao en lonchas o solo es para el queso y los fiambres?) con salsa kimtxi picante y ajonegro. Pegaba un buen viaje al feliz mundo del ardor, pero si eres de esa clase de personas a las que les gusta el picante, seguramente lo disfrutarás más. Yo me voy introduciendo poco a poco en ese fantabuloso mundo y me gustó el toque que le daba el kimtxi.

Bacalao con Kintxi.

De ahí saltamos a uno de los platos que más nos fascinó (al menos en la parte de la mesa en la que estaba junto con Alma Botxera y su +1 y Patrizia Vitelli de Bilbao Food Tours y su +1): el langostino con arroz verde. Simplemente delicioso. Como detalle añadido diré que se trata de un pintxo que se puede pedir al momento en barra, sin necesidad de hacer cola o reservas para comer en el local. Merece la pena acercarse hasta este gastrobar para pedir uno de estos. Si es que hasta es la mejor foto.

Pintxo de langostino con arroz verde (¿y chutney de mango?).

Como último plato de pescado nos encontramos este precioso y brillante bol (con acabado rugoso como de piedra por fuera) con un generoso trozo de merluza al pil-pil con pulpo y demás ingredientes que no recuerdo con exactitud (debería haberlos apuntado, lo sé). También delicioso. Un buen pil-pil, gordito, bien ligado y listo para untar y disfrutar.

Merluza al pil-pil con pulpo y demás.

Pensábamos que ya se iba acabando la noche, pero todavía teníamos una serie de platos por delante para seguir disfrutando. En este punto ya nos cambiaron el vino y pasamos a un tinto con denominación de origen Jumilla (Murcia), el Infiltrado, que resultó combinar a la perfección con lo que se nos venía encima. Fue el caso de este plato con foie como elemento principal. Ya he dicho en más de una ocasión que estoy cansado de tanto foie en tantos sitios. Estaba rico (como para no), pero no me enamora por el ingrediente principal. Aunque en la mesa si que había acuerdo sobre lo bueno que estaba.

Foie con cosas. A partir de aquí recuerdo aún menos las explicaciones.

«Ya debe de quedar poco». Estábamos calculando el tiempo y los platos cuando llegó el ravioli. Un ravioli hecho con lechuga (o un vegetal similar, no lo recuerdo muy bien) y relleno de lo que creo que era caza (¿o secreto?). Sea como fuere, fue otro de los triunfadores de la noche. A estas alturas la bolsa sorpresa con el surtido de panes iba menguando en contenido.

Ravioli. Molto bene!

Seguimos bebiendo y llegó el plato final de la noche. Y no, no hablo del postre, hablo de su antecesor. El plato que iba a dar paso al punto dulce y final.  Como habéis podido comprobar, a estas alturas recuerdo poco de lo que comentaban sobre los platos. Siempre es mejor que veáis la foto (bendito yo pasado por sacar cuatro para ver si una se puede publicar) y os acerquéis a pedir, porque merece la pena. El plato contenía un trozo de carne de primera calidad (¿este era el secreto?) junto con una tosta y acompañado de una reducción de frutos rojos para darle un punto dulce antes del postre.

¡Una minizanahoria! Jejeje.

La velada finalizó con este trampantojo (al menos en mi opinión) de un taco de paté. En realidad se trataba de una tarta de manzana con una especie de crema de limón por encima. El punto justo que necesitábamos para cerrar una gran velada.

Isabel Trampantoja.

Las conclusiones sobre el Bilbao Berria saltan a la vista, un sitio que merece la pena y que se queda oculto con su primera impresión de bar cuqui. El servicio fue impecable, se notaba que el jefe de sala lleva años haciendo un gran trabajo y lo demostró en todo momento. ¡Ah! También nos dieron un cóctel hecho y servido justo en el momento delante de nuestras narices. Así que también podéis pasaros a por un cóctel bien elaborado. Como curiosidad, estuvimos cenando justo al lado de dos jugadores del Athletic y el excapitán Carlos Gurpegi (que se retiró al final de la temporada pasada).

Una grata experiencia que no dudaría en repetir y que hace que tenga ganas de volver a pasar a probar alguno de sus otros pintxos (o el langostiniano) y disfrutar, si es que encuentro sitio para tomar algo rápido. Las croquetas que estaba comiendo una pareja en la entrada tenían muy buena pinta. También habrá que pasarse a hacer la ruta cocreta y ver si el Bilbao Berria entra en el Olimpo de las croquetas. Mimbres no le faltan, desde luego.

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