Sí, ya sé que llevo tiempo sin actualizar el Txoko, pero por suerte ahora ya tengo bastante material para dar la barrila cada semana con las cosas del comer, tranquilidad. Hace unas semanas estuve en la presentación de la colaboración entre Eneko Atxa y Cervezas Alhambra para sus múltiples restaurantes. El pasado miércoles por fin pude comprobar de primera mano en qué se ha cristalizado esa bonita y, espero, próspera relación. Fui invitado a acudir al restaurante de Atxa en Larrabetzu junto a otras 39 personas, algunos blogueros y otros participantes en un concurso. Al menos a los amigos de las letras de Internet nos sentaron juntos y pudimos disfrutar de una buena velada.

Después de recogernos en la plaza Moyua y montarnos en un autobús para llegar al restaurante, la toma de contacto con lo que iba a deparar la noche la tuvimos en el exterior del Eneko, donde empezaron con Azurmendi antes de trasladarse al restaurante «de arriba». Alhambra Especial (la botella con etiqueta dorada y blanca) y varios aperitivos la mar de interesantes para arrancar.

Cucurucho de centollo y hierbas.
Queso de Echano caramelizado, emulsión de tomate y lascas de jamón.

Tras unos muy interesantes aperitivos nos hicieron entrar en el restaurante para encontrarnos con otra sorpresa. Un trío de jazz amenizaba la velada con música suave en directo. Poco más se podía pedir para hacer un ambiente más especial. Buena música en directo, buena compañía de otros bloggers, cena de uno de los mejores chefs del mundo y mi cerveza favorita. El paraíso un miércoles por la noche.

Tortilla de hongos y talo con tomate
Tortilla de hongos y talo con tomate.

La cena arrancó con una tortilla de hongos y un talo con tomate muy especial. La presentación del plato fue muy visual y original. Como dato curioso decir que el talo es ‘lo verde’ y sí, se comía. Tenía un sabor muy intenso a tomate, pero con un toque ácido que me encantó. La tortilla no empalagaba (que me suele pasar con ese tipo de sabores e ingredientes) en parte porque tenía la cantidad justa.

Bogavante asado y descascarillado sobre emulsión de hierbas aromáticas.

No fue el mejor plato (spoiler: fue el siguiente), pero creo que es la mejor foto de las que pude sacar. Me alegra que este sea el primer evento que publicó en el blog con el nuevo móvil y puedo aprovechar un poco la mejor cámara respecto al anterior. Simplemente delicioso. El bogavante estaba tan en su punto que se podía cortar sin necesidad de cuchillo. ¡Y qué sabor!

Huevo de caserío, guiso de trigo y jugo de pimientos a la brasa y pan de maíz de Mungia.

Los dos platos anteriores estuvieron acompañados de la Alhambra Reserva, esa botella verde preciosa que tienen los granaínos. Para estos dos siguientes (y postre) se pasó a una Alhambra Roja que ya pude catar en la presentación de la que os hablaba al principio. La mejor cerveza dentro de mi marca española predilecta. Es mucho decir. ¿Y del plato? Fue el mejor de la noche. Sabroso, con distintas texturas, colorido, oloroso… Otra vez acertaron la cantidad exacta. Ni mucho, ni poco, lo justo. Sabía a lo que tenía que saber y con un punto crujiente que no esperas a primeras que siempre es gracioso.

Merluza crocante, juego de pimientos a la brasa.

El jugo de pimientos a la brasa era, junto a la cerveza, el hilo conductor de los dos últimos platos. Lo bueno y bonito de ello es que eran casi imperceptibles y hacían que lo que había encima supiese distinto. Algo parecido a una buena vizcaína, que sabe a lo que lleva, no a su propia salsa. ¡Magia! De hecho, repetí. Aunque fue el único en el que hubo opción. Hubiera repetido todos.

Alhambra Roja y Alhambra Especial.
Alhambra Roja y Alhambra Reserva.

Antes de pasar a los postres querría hablar de las reinas de la función de esa noche: las cervezas de Alhambra. Especial, Reserva y Roja. Faltaba el cañero y la ‘normal’ que también están impresionantes. Y nada entra mejor con una Alhambra (o una cerveza) con comida. Una pareja ganadora la de Alhambra – Eneko Atxa.

Chocolate y avellanas.

El postre fue lo que cabría esperar de una cena de este estilo. Muy rico, con buen sabor y todos los toques de amargor y dulzura bien equilibrados para hacer un postre que no llegaba a molestar en ningún momento. Un broche chocolateado a una cena de diez.

Si antes tenía adoración por Alhambra, ahora muchísimo más. Me gusta poder disfrutar de cosas chachis con mi cerveza favorita, solo espero que no tarden en volver a organizar algo similar y que decidan llamarme para pasar una velada tan especial rodeado de buena gente como Txema, Patrizia, Virginia, Eider, Olga o las Almas Botxeras. Un lujazo. ¡Muchas gracias!

 

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