En mi viaje por Escandinavia quise aprovechar para comer una buena hamburguesa. Iba a ser la primera fuera del país en mucho tiempo. Así que investigué un poco por Yelp, Foursquare y TripAdvisor. Al final, me decidí por el Cocks and Cows. Un local bien situado, cerca de la famosa calle StrøgetPor suerte, la cocina cierra más o menos tarde para lo que se estila en Dinamarca. Llegué pasadas las 21:30 cuando los horarios de cierre son por esas horas. Es como si en España me presento cerca de las 12 para cenar. Por esa razón el local estaba prácticamente desierto para el tamaño que tiene.

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Tras acomodarme en la terraza, me trajeron la carta. Gracias a una cuidada web pude ver la oferta antes de acudir al local y aunque tenía unas cuantas dudas respecto a qué pedir, me decidí por la llamada The Governator, que con ese nombre, me resultaba muy interesante. Llevaba doble de carne, doble de bacon, doble de queso, aros de cebolla y salsa barbacoa. Todas llevan tomate, lechuga, cebolla y pepinos. Según la propia web es el auténtico estilo americano. Para acompañar todo esto, me decidí por una cerveza local, la Tuborg en vez de la omnipresente Carlsberg, también danesa.

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No tuve que esperar mucho hasta que llegó la jarra fría con una buena cerveza. Estaba rica, suave y se dejaba beber bien. Bien servida, algo que tenía miedo, vete a saber cómo las sirven en otros países. Poco después llegó la hamburguesa. ¡Y vaya hamburguesa! Grande, con buen pan, la carne bien hecha. Muy sabrosa. De las mejores que he comido en mucho tiempo. De esas que cuesta acabar por el tamaño, pero que la disfrutas hasta el final. Los aros de cebolla se notaban y le daban un toque muy especial. Al igual que la cebolla cruda, pero cortada muy fina. Me sorprendió el pepino. Le daba un toque fresco y distinto a lo habitual. La salsa también tenía un sabor nuevo, por lo que el conjunto fue muy bueno.

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Me sorprendió muy gratamente. Una gran hamburguesa a un gran precio. Cuando digo lo de gran precio, no me refiero a que salía barato, no. A grande de alto. Copenhague es una ciudad cara, eso no lo dudo. Ya lo sabía cuando fui, así que no me iba a hacer el sorprendido. En Madrid me han clavado muchas veces a la hora de comer algo, como tal no me extraña que en Dinamarca se me juntasen ambas cosas: país caro+sablada. Solo la hamburguesa costaba 129 coronas (16’90€). La cerveza estaba por 52DKR (6’97€), la caña más cara de mi vida hasta el momento.

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Pero merecía la pena. Un día es un día y un capricho es un capricho. La hamburguesa estaba deliciosa y la cerveza bastante rica. El local era muy bonito y lo pude explorar un poco más. La cocina, al fondo, se podía ver a través de un cristal y casi meterse hasta el fuego. Ahí se puede ver el trabajo que realizan con la carne. Un restaurante muy hogareño, con su pequeño salón con chimenea y sofás y su decoración de inspiración vacuna.

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Una de las cosas interesantes que vi fue que una revista danesa había nombrado en dos años distintos (2012 y 2014) al Cock’s and Cows como mejor hamburguesería de Copenhague. Así que ver en la repisa de la chimenea el galardón me llenó un poco más de satisfacción por haber elegido bien. Como para gustos están los colores y las hamburgueserías y no pude probar más, me quedo con que me comí la mejor de la capital de Dinamarca. Un pequeño logro para el Txoko de Bori. Os advierto que es cara (lo habéis podido ver), aunque pedí lo más caro de la carta, pero merece la pena. Si vais por Copenhague y os apetece una hamburguesa, no lo dudéis: Cock’s and Cows.

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